martes, 10 de junio de 2008

Umm Kalzum- Concerts


Umm Kalzum nació en Tamay az-Zahayra, Ad-Daqahliyya; la fecha exacta de su nacimiento es desconocida, si bien fue seguramente alrededor del 4 de mayo. Siendo joven, demostró tener un gran talento para cantar, de modo que cuando tenía 12 años, su padre la disfrazó como un chico joven y la introdujo en una pequeña actuación que él dirigía. Cuatro años después se fijaron en ella un famoso cantante, Abu l-Ala' Muhammad, y un famoso intérprete de laúd, Zakariya Ahmad, y le pidieron que les acompañara a El Cairo. Esperó a tener 23 años para aceptar su invitación; mientras tanto actuaba como un chico en pequeños teatros.




En su carrera musical tuvieron gran peso dos personas: la primera, el poeta Ahmad Rami, que escribiría 137 canciones para Umm Kalzum y la iniciaría en la literatura francesa que él había estudiado en la Sorbona. La otra persona fue Muhammad al-Qasabgi, un virtuoso del laúd que introdujo a Umm Kalzum en el Palacio del Teatro Árabe, donde tendría sus primeros grandes éxitos. En 1932 era ya famosa y emprendió una gran gira por ciudades árabes, visitando Damasco, Bagdad, Beirut, y Trípoli. Su fama también le permitió, en 1948, conocer a Gamal Abdel Nasser, el oficial conspirador y futuro presidente de Egipto. Ambos se profesarían en lo sucesivo mutua admiración.

Paralelamente a su carrera de cantante impulsó su carrera como actriz, pero la abandonó rápidamente, por preferir el contacto personal y emocional con los espectadores.

En los años 40 Umm Kalzum tuvo un contrapunto en la cantante Asmahan, también actriz. Ambas eran igual de famosas pero totalmente opuestas: la bella Asmahan era una aristócrata de origen Sirio, de religión drusa, de vida disipada y cercana a los círculos palaciegos. Umm Kalzum, por el contrario, era egipcia por los cuatro costados, de origen humilde, musulmana y virtuosa, que ponía voz a un amor profundo y desgarrado. Además, era simpatizante de Nasser y de los Oficiales Libres. La rivalidad terminó con la muerte de Asmahan en extrañas circunstancias al acabar la Segunda Guerra Mundial.

En 1953, Umm Kalzum se casó con un hombre al que ella respetaba y admiraba, su médico Hasan al-Hafnawi. Su popularidad fue en aumento. Sus comentaristas occidentales suelen recordar un apoteósico concierto en 1967 en el Olympia de París, ante centenares de emigrantes árabes llegados de toda Europa.

Umm Kalzum es el exponente más famoso de la llamada canción árabe. Se la conocía como la Señora del Canto Árabe y también como el Astro de Oriente. Su figura era familiar: grande, con un imponente peinado y un vestido bordado hasta los pies, acompañada por su orquesta. Cantaba apretando un pañuelo de seda en su mano izquierda, donde, según la leyenda, escondía una bola de hachís que iba penetrando en su piel y le permitía ejecutar sus interminables canciones y mantener el torrente de voz. Es poco probable que fuera así, aunque sí es cierto que sus canciones, de sólida raigambre árabe, duraban tanto que a menudo debía grabar versiones más reducidas para que cupieran en los discos de vinilo, a razón de una canción por disco. En sus actuaciones semanales en público, radiadas en directo por la poderosa cadena Sawt al-Qahira (La Voz de El Cairo) y escuchadas en todo el Mundo Árabe, realizaba variaciones e improvisaciones.

Muerte

Le fue diagnosticado un caso severo de nefritis a finales de los años 1960. En 1972, tras dar su último concierto en el Palacio del Nilo, los exámenes médicos indicaron que su enfermedad era incurable. Se trasladó a los Estados Unidos, donde se benefició durante algún tiempo de la avanzada tecnología médica, pero en 1975, de regreso en su país, tuvo una grave crisis y fue hospitalizada. Egipto entero estuvo pendiente de su evolución, y en su aldea natal la población entera recitó El Corán durante todo el día. Umm Kalzum murió en el hospital de El Cairo el 3 de febrero. Su muerte provocó suicidios y expresiones de histeria colectiva. Fue enterrada en loor de multitudes y con honores de jefe de Estado en la célebre Ciudad de los Muertos.

Durante muchos años, la voz del Astro de Oriente acompañó a los árabes en la gran ilusión colectiva del renacimiento del Mundo Árabe tras la etapa colonial: el auge del panarabismo, la revolución egipcia, la nacionalización del canal de Suez, la unidad árabe, las reformas sociales, la lucha contra Israel. Su desaparición, poco después del la muerte de Nasser, marcó definitivamente el fin de una época.

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