jueves, 30 de abril de 2009

Barbarito Diez - Lagrimas Negras

Barbarito Díez fue un cantante cubano de danzones. De raza negra, poseedor de una voz «insólitamente hermosa»,[1] es un ícono obligado en la evocación musical de La Habana romántica de los años treinta.


Bárbaro Diez Junco se llamaba este singular cantante, nacido en Bolondrón, provincia cubana de Matanzas, un 4 de diciembre. Pero aquí empiezan las controversias. En todas partes reza que Barbarito había nacido en 1909.

Sin embargo, conservo la transcripción de una entrevista que se le hiciera al propio artista –transcripción publicada en la prensa cubana- donde él explica: Yo nací el Día de Santa Bárbara de 1910. ¿Se fijaron? ¡1910! Y dicho por él mismo. Ahora, vaya usted a saber si la inscripción de nacimiento dice otra cosa y por eso se concuerda en fijar el año de 1909. Aunque nació en Bolondrón, como su familia se trasladó en 1914 para el poblado de Manatí, entonces en la provincia de Oriente, a Barbarito Diez se le reconoce como hijo de ese pueblo, que hoy pertenece a la provincia de Las Tunas. En 1930, Bárbaro Diez Junco se va a La Habana y allí, impulsado por el trovador habanero Graciano Gómez, canta con el Septeto Matancero y el Quinteto Selecto, donde Graciano era guitarrista.

Según el investigador cubano Cristóbal Díaz Ayala, el Septeto Matancero grabó dos discos para el sello Brunswick el 23 de junio de 1930, por cierto, editados ya en el CD Fly 7003, y donde se supone que Barbarito era el cantante. Serían estas las primeras grabaciones suyas, pero no lo he podido confirmar. Barbarito Diez estuvo luego en varias orquestas, por los años treinta, pero su consagración se produce desde 1937, cuando entra a la orquesta del famoso pianista danzonero cubano Antonio María Romeu.

Con ella inicia una extensísima carrera discográfica, que continúa luego de la muerte de Romeu en 1955. El hijo del maestro, de igual nombre, seguirá acompañando a Barbarito en una serie de discos LP de la firma cubana Panart titulada Así bailaba Cuba, donde lleva al estilo del danzón canciones y boleros de todos los tiempos. Barbarito no era de los cantantes que bailaban mientras actuaban. Se mantenía estático ante el micrófono, sin un solo gesto corporal. Él decía: A mí me pagan para que cante, no para que baile.

Actuó en varios países. Estuvo en México en 1985 con la orquesta de Guillermo González Rubalcaba. Pero su éxito grandioso se produjo en Venezuela, donde viajó en cuatro ocasiones, entre 1980 y 1985. Minado por la diabetes, Barbarito Diez murió en La Habana, el 6 de mayo de 1995.

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