Durante siglos, en muchas regiones de Rumania, la música tradicional y los bailes han acompañado los momentos más importantes de cada vida. En ningún nacimiento, en ningún bautismo, en ningún casamiento ha faltado la presencia de una banda de músicos que interpretara las canciones que sus antepasados les fueron transmitiendo generación tras generación. Una de estas agrupaciones traspasó las fronteras de su país y llevó esta música a distintas partes del mundo. Los Taraf de Haïdouks son una docena de músicos gitanos que provienen de un pueblo de Rumania llamado Clejani. Los integrantes de esta banda, cuyas edades van desde los 20 hasta los 80, nunca habían tenido la oportunidad de salir de su lugar de origen hasta que dos músicos extranjeros (Stéphane Karo y Michel Winter) los conocieron y se entusiasmaron con la idea de dar a conocer esta música al resto del mundo.
Uno de ellos, Karo, fue a Rumania con la intención de conocer a fondo la música que había escuchado alguna vez en una tienda de discos en Bruselas. En Clejani conoció a Nicolae Neacsu, una enciclopedia vida del folklore rumano quien vivía solo en un cuarto de caballeriza. Éste, sorprendido por el interés demostrado por el recién llegado, grabó, de manera precaria, algo de la música tradicional junto a algunos músicos jóvenes. Sin embargo, justo en ese momento comenzó la revolución, que luego terminaría con la caída de Ceacescu, y por tal razón se vieron impedidos de concretar una grabación profesional. En 1990, cuando la situación política se tranquilizó, Karo y Winter viajaron a Clejani y, tras conocer a otros músicos de la región, decidieron organizar una gira por Europa con la nueva banda a la cual llamaron Taraf de Haïdouks (taraf es una palabra turca que designa a un grupo de músicos y los haïdouks fueron unos legendarios bandidos al estilo Robin Hood, héroes en las baladas medievales).
Esta gira le significó el primer contrato de grabación con el sello belga Crammed Discs. El álbum debut de la banda, "Musique des Tziganes de Roumanie", rápidamente escaló a las primeras posiciones del chart europeos de world music. Este disco les permitió introducir en el mundo occidental la riqueza y el ritmo de la música gitana rumana, deslumbrando y sorprendiendo en cada presentación en festivales, salas de conciertos y clubs de toda Europa, incluyendo su actuación en el Womad de Montreaux. En 1992, el grupo fue invitado para tocar y grabar en un programa de televisión junto al gran director Yehudi Menuhin. Tuvieron, además, un papel importante en el film "Latcho Drom" del director Tony Gatlif. Dos años después grabaron en Rumania su segundo disco, "Honourable Brigands, Magic Horses and Evil Eye", el cual fue muy bien recibido por la crítica resultando elegido en Alemania como mejor álbum de world music. El siguiente, "Dumbala Dumba" se registró en una casa en Clejani a fines del '97.
Pese a este éxito, durante cada receso, los integrantes regresan a su pueblo continuando su habitual estilo de vida. Incluso se siguen presentando en todos aquellos eventos de la vida cotidiana de la región. Un dato curioso: los miembros de Taraf han participado en desfiles de Paris como modelos de ropa junto a algunos prestigiosos diseñadores.La trayectoria de Taraf también incluye una participación en la banda sonora del film "The Man Who Cried" dirigido por Sally Potter.En su natal Rumania sólo tocaban en bodas o celebraciones locales; ahora se presentan en todo el mundo
Taraf de Haidouks es una agrupación musical presentada como "la mejor banda de gitanos en el mundo", lo que puede ser corroborado por audiencias y críticos de muchos países de los cinco continentes, incluido México. La verdad es que los oriundos de una zona marginada de la villa Clejani, cerca de Bucarest (Rumania), son músicos modestos-honestos que en 2002 hicieron estallar la sala Nezahualcóyotl con su energía gitana, su virtuosismo musical y la irreverencia de su alegría. Ahora regresan al mismo foro el próximo 24 de abril para presentar su cuarto álbum editado por Discos Corasón, Banda de gitanos, que compila tres conciertos que ofrecieron en Bucarest, donde hasta hace poco eran considerados "unos gitanos harapientos".
Clejani es lugar de origen de un sinnúmero de bandas de gitanos que amenizan bodas y celebraciones locales (gitanos que se dedican a otras actividades, pero no profesionalmente a la música). Esa música fue escuchada alguna vez por los belgas Michael Winter y Stéphane Karo, quienes, encantados, viajaron al lugar y grabaron en una cinta casera a una banda liderada por el viejo violinista Neculae Neacsu, pero con la intención de volver y hacer una grabación profesional.
Quisieron regresar, pero el régimen comunista de Nicolai Caucescu (1987-1989) se los impidió, debido a que los gitanos no eran considerados rumanos. Terminó el periodo comunista y muchos de ellos, grandes de edad y enfermos, iban a terminar sus días como la mayoría de los gitanos: en el olvido. Los musicólogos regresaron para sacar de gira a un conglomerado de varios de los mejores músicos de la región; el resultado fue Taraf de Haidouks, que editó en 1990 su primer disco con título homónimo.
"De niño, en casa de mis padres, escuché antiguas baladas de músicos gitanos. Decidí ir a Rumania, grabé a algunos, fue una experiencia loca. Luego del periodo comunista regresé a la villa con mi amigo Stéphane, reconocí a algunos de ellos, los grabamos y decidimos llevarlos a Bruselas. En octubre de 1990 organicé el primer tour. De allí han surgido una gran cantidad de historias sobre ellos en todos los continentes", relata vía telefónica Michael Winter.
"Su único trabajo era tocar en celebraciones o bodas. Pero para el más viejo, Neculae, pertenecer al grupo fue un nuevo comienzo, pues ya ni siquiera en esas fiestas lo contrataban, ya que estaba enfermo y quizá iba a morir. Ahora se siente un jovencito. Algunos otros quizá hubieran muerto, fue una oportunidad de trabajar de nuevo".Todos son originarios de Rumania, menos el clarinetista Filip Simeonov, gitano de Bulgaria. Todos son líricos y han adquirido los conocimientos por herencia familiar. Entre su acústica se pueden escuchar violines, acordeones, címbalos, flautas, contrabajos y voces. los Taraf no son profetas en su tierra. Son reconocidos en los cinco continentes; han tocado en foros al lado de músicos como Kronos Quartet, pero en Rumania son menospreciados.
"El problema en Rumania es que mirar ahora a los gitanos es algo muy pose. La cultura oficialista de Rumania se avergüenza de los gitanos como los de Taraf, pero sí presenta a otros en los canales oficiales, muy bien adornaditos para que den esa imagen. Hay un menosprecio hacia gente como los de Taraf, porque vienen de una villa; dicen que son sucios, analfabetas. Luego de ver los diarios de otras partes del mundo, ahora a los Taraf los quieren invitar a tocar allá".
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